Las investigaciones han demostrado que el británico medio utiliza una almohada durante 3,2 años, pero los expertos de The Sleep Charity recomiendan sustituirlas cada dos o tres años.
Pero como son tan voluminosas, no es fácil tirarlas al cubo de la basura, así que ¿qué hay que hacer para deshacerse de ellas?
Aquí los expertos le aconsejan sobre cómo decidir si conservar sus almohadas y cómo deshacerse de ellas...
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¿Sus almohadas están caídas o abultadas?
"Como no hay una regla fija sobre la frecuencia con la que se deben cambiar las almohadas, mucha gente pasa años sin cambiarlas", observa Martin Seeley, experto en sueño de MattressNextDay.
Aconseja evaluar si las almohadas están caídas, planas o abultadas; si es así, probablemente haya que cambiarlas. "Las almohadas pierden rápidamente su forma y soporte, sobre todo si son baratas o de baja calidad", explica. "Si te despiertas con dolor de cuello, es buena señal que compruebes si tus almohadas aún te dan suficiente soporte. Una almohada bien formada y rellena es esencial para la postura al dormir, y no sólo puede causar dolor de cuello, sino también de espalda, si no se recibe el apoyo adecuado cada noche".
Hazles un chequeo general
No sólo hay que tener en cuenta la estructura de la almohada que envejece: su tacto, olor y aspecto también indican si sigue en buen estado, señala Seeley. "Aunque la almohada parezca estar en buen estado, suele ser una buena idea someterla a revisiones periódicas para comprobar su estado general", dice.
"Por ejemplo, si notas que tus almohadas están descoloridas y amarillean en exceso, es probable que haya llegado el momento de comprar unas nuevas". Lo más probable es que las almohadas deban cambiarse cada dos años, que es cuando amarillean debido a la transpiración nocturna y pierden volumen".
Piensa en la higiene de las almohadas
Lucy Mather, experta en interiores de la tienda de muebles y artículos para el hogar Arighi Bianchi, dice que en lugar de seguir simplemente una regla de talla única, merece la pena considerar lo que ocurre dentro de la almohada, desde cuestiones de higiene hasta la calidad de los materiales.
"Al fin y al cabo, una almohada no es sólo un cojín, es un depósito de ácaros, humedad y todo tipo de huéspedes indeseados", afirma.
"En primer lugar, está el factor higiene: si duermes con la misma almohada todas las noches, cambiarla cada dos años es una medida inteligente por higiene".
Y Seeley puntualiza: "Las almohadas viejas acumulan aceites faciales y capilares con el tiempo, lo que provoca brotes e irritación cutánea".
¿De qué está hecha la almohada?
Según Mather, la vida útil de una almohada también depende de su composición. "Si tu almohada está hecha de plumas y plumón, espuma viscoelástica o látex, es aconsejable cambiarla cada dos años y llevarla a un profesional para que la limpie cada seis meses", dice.
"Hay una gran diferencia entre una almohada barata y otra diseñada con materiales avanzados, como espuma viscoelástica o fibras sintéticas avanzadas que permiten la circulación del aire y mantienen la estructura".
Según ella, las almohadas más baratas con fibras de bajo coste tienden a estropearse antes y a perder su forma. "Las opciones de alta tecnología, en cambio, están diseñadas para mantener su estructura y ofrecer mejor soporte con el paso del tiempo. En otras palabras, a menudo obtienes lo que pagas".
¿Es lavable?
Poder lavar la almohada puede alargar su vida útil, señala Mather. "Con las avanzadas fibras lavables para almohadas que hay ahora disponibles, meter las almohadas en una lavadora significa que el lavado a 60 ºC limpiará el producto de cualquier humedad acumulada, suciedad e incluso ácaros del polvo", dice, y añade que la vida de tu almohada también puede prolongarse con un protector de almohada, que puede lavarse con más frecuencia que la propia almohada.
Ten en cuenta la postura al dormir
Según la postura que adoptes al dormir, puede que necesites una almohada más plana (para los que duermen de frente), o dos almohadas bien mullidas si duermes de lado, dice Seeley, que sugiere utilizar almohadas en otras zonas, por ejemplo debajo o entre las rodillas, para conseguir la postura perfecta al dormir.
"Una vez que las almohadas empiezan a hundirse y a perder su esponjosidad, empiezan a deformar la postura al dormir, lo que provoca una mala alineación de la columna vertebral y el cuello torcido la mayoría de las mañanas", subraya.
Y Mather añade: "Olvídate de las normas rígidas: piensa en tu almohada como una inversión en tu sueño. Si notas signos de desgaste, o si no se adapta a tus necesidades de higiene, es hora de plantearse una renovación".
"Adapta el cuidado de tu almohada en función de la frecuencia con la que la usas, el material del que está hecha y su resistencia, en lugar de limitarte a marcar los años en un calendario".
Qué hacer con las almohadas viejas
Si tus almohadas viejas son demasiado voluminosas para tirarlas a la basura y demasiado viejas/manchadas para donarlas a tiendas de caridad, Mather dice que los refugios de animales pueden aceptarlas, o algunos ayuntamientos ofrecen programas de reciclaje textil.
Como alternativa, sugiere: "Si tu almohada no está en condiciones de ser donada o reciclada, plantéate darle una nueva vida en casa. El relleno puede reutilizarse para hacer cojines para el suelo, camas para mascotas o incluso como relleno para rodilleras en el jardín".
"Las plumas son también una rica fuente de nitrógeno, lo que las convierte en una gran adición a tus cubos de compostaje. Se descomponen con eficacia y enriquecen el compost con nutrientes naturales, al tiempo que ofrecen una forma ecológica de abonar las plantas".