La columna vertebral de la conectividad mundial se encuentra en las profundidades del océano, en forma de cables submarinos de fibra óptica. Estos cables son esenciales para la infraestructura del mundo digital, y Portugal desempeña un papel sorprendentemente poderoso en esta red oculta pero crítica.

Análisis recientes han demostrado que alrededor del 25% de los cables submarinos del mundo están conectados a Portugal. Esto significa que una de cada cuatro rutas internacionales de datos que atraviesan los océanos toca territorio portugués, lo que lo convierte en un factor muy significativo en la economía digital mundial. La importancia de la posición de Portugal no es sólo un pequeño detalle, es un elemento vital en la conectividad global.

Los cables submarinos son los salvavidas de nuestro mundo digital. Transportan más del 95% del tráfico internacional de Internet, incluidos correos electrónicos, videollamadas, transacciones financieras, servicios de streaming y computación en nube. Estos cables son mucho más fiables y rápidos que las conexiones por satélite, y forman las autopistas invisibles que permiten que Internet funcione sin problemas. Cada uno de estos cables recorre miles de kilómetros a través de los fondos oceánicos, uniendo continentes y países. Llegan a puntos específicos conocidos como "estaciones de aterrizaje de cables", y tener estas estaciones en un país proporciona ventajas tanto técnicas como estratégicas.

La situación de Portugal, con su costa atlántica, lo sitúa en la encrucijada de Europa, América y África. Esta ventaja geográfica ha posicionado a Portugal como centro natural para el desembarco de cables submarinos durante décadas. A medida que el tráfico de datos sigue creciendo a un ritmo sin precedentes, esta ubicación estratégica se ha hecho aún más valiosa, convirtiendo a Portugal en un actor cada vez más vital en el panorama mundial de las infraestructuras digitales.

Al contar con el 25% de los desembarques de cable del mundo, Portugal se está convirtiendo rápidamente en una de las principales pasarelas para los flujos mundiales de datos, especialmente entre Europa, África, Sudamérica y Estados Unidos. Este papel tiene importantes implicaciones tanto para el mundo empresarial como para el geopolítico. A medida que crece la demanda de rutas de datos seguras y rápidas, los países y las empresas buscan corredores digitales fiables, y Portugal ofrece precisamente eso. Esto ha hecho que el país resulte cada vez más atractivo no sólo para las oportunidades de negocio, sino también para la estrategia geopolítica.

La afluencia de cables internacionales a Portugal ha provocado un aumento de la inversión en infraestructuras digitales. Portugal es ahora un imán para la inversión en centros de datos, servicios en la nube, ciberseguridad y logística inteligente. Las principales empresas tecnológicas consideran ahora a Portugal como un centro neurálgico para sus operaciones globales. Esta afluencia de inversión no sólo está creando más puestos de trabajo altamente cualificados, sino que también está estimulando la innovación y la creación de ecosistemas de startups, fomentando el desarrollo de una economía digital próspera. Está claro que Portugal no sólo está conectando cables, sino que está construyendo un futuro digital.

Además, el compromiso de Portugal con las energías renovables añade otro atractivo. Dado que las infraestructuras de datos consumen grandes cantidades de electricidad, los recursos energéticos renovables del país lo convierten en un destino atractivo para el desarrollo digital sostenible. La energía limpia combinada con la infraestructura digital es el futuro, y Portugal ya va por delante.

A escala mundial, se está produciendo un cambio en la valoración de los países dentro de la economía digital. Aunque los centros tecnológicos tradicionales, como Silicon Valley y Fráncfort, siguen siendo clave, la atención se está ampliando para incluir a países que sirven de conectores físicos del mundo digital. Portugal encaja perfectamente en este nuevo perfil. En un mundo donde los datos son poder, los países que albergan cables que permiten el flujo de datos ejercen una influencia silenciosa pero significativa. Por su geografía estratégica, su estabilidad política, su eficiencia energética y su preparación para la transformación digital, Portugal está preparado para desempeñar un papel protagonista en el futuro de Internet.

A pesar de las enormes oportunidades, Portugal también se enfrenta a retos. Debe seguir invirtiendo en ciberseguridad para proteger sus infraestructuras críticas, garantizar que las normativas locales apoyen la colaboración y la inversión internacionales, ampliar la educación técnica para fomentar el talento y mantenerse alerta en la planificación de la resiliencia a medida que aumentan los riesgos geopolíticos. Sin embargo, con la estrategia adecuada, Portugal no sólo está bien posicionado para beneficiarse de este momento, sino también para dar forma a la Internet global del futuro.

El futuro se conecta a través de cables, y muchos de esos cables pasan por Portugal. El país ha construido silenciosamente la infraestructura necesaria para convertirse en una puerta digital entre continentes, y ahora el mundo empieza a darse cuenta. En la carrera mundial de la transformación digital, Portugal ya no sólo participa, sino que lidera el camino.


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Paulo Lopes is a multi-talent Portuguese citizen who made his Master of Economics in Switzerland and studied law at Lusófona in Lisbon - CEO of Casaiberia in Lisbon and Algarve.

Paulo Lopes