Desde el 1 de septiembre, las carreteras portuguesas cuentan con 37 nuevos radares, 12 de los cuales controlan la velocidad media.

En un balance del primer mes, las autoridades indican que no se registraron heridos graves ni muertos en la zona de influencia de los nuevos radares y que "el número de vehículos que circulaban a exceso de velocidad se redujo en un 80%, en comparación con las mediciones realizadas antes de la entrada en funcionamiento".

En todo el Sistema Nacional de Control de Velocidad (SINCRO - 61 radares iniciales y 37 nuevos), durante el mes de septiembre, casi 20 millones de vehículos fueron inspeccionados por la ANSR, un aumento del 76%, en comparación con el mismo período del año pasado.

En el mismo período, el número de infracciones registradas fue de 112.744 y la tasa de infracción aumentó de 0,29% a 0,57% entre 2022 y 2023, es decir, por cada mil vehículos inspeccionados, seis fueron multados este año, mientras que en el año pasado, fueron sólo tres.

"Los objetivos de la ANSR en las áreas de influencia de los nuevos radares, durante este período, fueron plenamente alcanzados, a saber: una fuerte disminución de la velocidad de los vehículos, una fuerte disminución de los vehículos con exceso de velocidad y una siniestralidad vial con índice de gravedad cero, con cero muertos y cero heridos graves".

Los "nuevos lugares de control de velocidad se seleccionaron en función de dos criterios fundamentales: los accidentes graves y la velocidad, es decir, cuando la velocidad excesiva demostró ser relevante en estos accidentes", recuerda la ANSR.

En estos lugares, en los últimos cinco años, murieron 115 personas, lo que representa una cuarta parte de las muertes ocurridas en los 175 lugares de concentración de accidentes mortales identificados por la ANSR.

La reducción de la velocidad media fue más evidente (95%) en los radares de las carreteras nacionales 10 (Vila Franca de Xira) y 206 (Fafe) y Benavente (EN119) fue donde se registró el mayor exceso de velocidad.

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