La coach de vida holística y autora de Women Who Work Too Much (Mujeres que trabajan demasiado), Tamu Thomas, explica que la productividad tóxica es la necesidad obsesiva compulsiva de ser productivo en todo momento.
"No sólo está relacionada con el trabajo, afecta a todas las esferas de nuestra vida. Son personas que no pueden descansar, se sienten culpables por tomarse tiempo libre o piensan que siempre deben utilizar su tiempo de forma eficaz", afirma Thomas, de 47 años, que ya lo vivió en su pasado.
¿Por qué las mujeres sienten una productividad tóxica?
Una encuesta realizada a 1.020 personas para la empresa de software de empleo Employment Hero reveló que más de dos tercios de las mujeres (69%) experimentan agotamiento en el trabajo, frente a poco más de la mitad (56%) de los hombres.
"A las mujeres se nos vende la idea de que podemos tenerlo todo. Esto se construyó a finales de los setenta, principios de los ochenta, durante una recesión económica en los países occidentales. Se nos dijo que podíamos tener una buena carrera, ser una buena madre, compañera, hermana, amiga, todo al mismo tiempo", afirma Thomas, residente en Londres.
"Sin embargo, no se hacía nada a nivel sistémico para apoyar a las mujeres. No había ninguna infraestructura que se ocupara de ello. Además, si te tomabas un descanso, te decían que eras vaga, poco seria o poco ambiciosa".
"Las mujeres llevamos tanto tiempo haciendo trabajo no remunerado que estamos acostumbradas a asumir más", dice la escritora Stefanie Sword-Williams, que el año pasado se enfrentó de frente a la productividad tóxica.
"También estamos acostumbradas a hacer más sin ningún reconocimiento y, como resultado, ni siquiera nos damos cuenta de cuándo nos estamos lanzando a la productividad tóxica".
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¿Cuáles son los síntomas del agotamiento?
"Cada persona es diferente, pero algunos signos leves son sentir que cada día es el Día de la Marmota. Las cosas que antes te entusiasmaban ya no funcionan o quizá estés más irritable de lo normal", dice Thomas.
"También tienes menos capacidad para otras cosas que no sean el trabajo y dejas de lado las cosas que te dan alegría". Otro hecho habitual entre las mujeres con las que hablo es no comer u olvidarse de comer durante los ajetreados días de trabajo."
Explicando que durante su propio burnout el año pasado, Sword-Williams pasó por una mezcla de experiencias, incluido el entumecimiento emocional, que también la dejó luchando por alcanzar momentos altamente positivos.
"Luego experimenté una inundación emocional en la que no pude dejar de llorar durante seis semanas", dice. "Es importante saber que cuando llegas a esta fase de agotamiento y plena capacidad, no puedes ser creativo. No podía abordar proyectos ni ideas de negocio porque me sentía muy poco creativa.
"Los dolores físicos también son un síntoma de agotamiento, como la opresión en el pecho, los dolores punzantes en la espalda y el temblor de ojos, que me llevaron a iniciar una terapia somática", dice Sword-Williams, de 32 años.
Cómo cambiar el ciclo de productividad tóxica
"Pregúntate qué da sentido a tu vida. Cuando estás quemado, sólo estás alineando tus objetivos con lo que tu lugar de trabajo o la sociedad quieren que hagas. Así que tienes que tener muy claro qué es lo que da sentido a tu vida", dice Thomas.
"Cuando me derrumbé, no era conquistar el Everest o tener un negocio con una facturación de 500.000 libras al mes lo que me iba a dar alegría. Era la risa, bailar, cantar, ayudar a alguien. Esas cosas hacían que mi vida fuera rica y tuviera sentido".
"También tienes que saber cuáles son tus puntos fuertes. Muchos acabamos agotados porque no nos centramos en nuestros puntos fuertes, sino que intentamos complacer a todo el mundo.
"Yo aconsejaría a las mujeres que entretejan sus cinco puntos fuertes a lo largo de la semana laboral y los utilicen", dice Thomas.
"Por último, conócete a ti misma y a tu ciclo menstrual, si es que sigues menstruando. Así sabrás exactamente en qué momento del mes te encuentras. Esto te ayudará en fases como la lútea, en la que tu crítica interior es dura, pero sabrás que son sólo las hormonas y podrás olvidarte de ellas".
Sword-Williams dice: "Inicia actividades en las que no te midan, no rindas y no intentes ser la mejor en algo.
"Empecé a nadar y cuanto más lo hacía, dejaba de contar vueltas y permitía que mi cuerpo se ralentizara. Nadar se ha convertido para mí en una práctica tranquila y meditativa, ya que no compito contra mí misma ni contra nadie".
"Por último, establece límites con la gente. Un amigo me dijo una vez que no era una mala persona por decir que no. Tienes que recordar que no le debes nada a los extraños".
¿Cómo encontrar el equilibrio?
"Yo diría que hay que centrarse en menos proyectos. Antes me apresuraba con muchas ideas, pero me di cuenta de que ninguna llegaba a buen puerto como yo quería. Así que ahora me centro en un proyecto cada vez", dice Sword-Williams.
"Es hora de redefinir el éxito", dice Thomas. "Pregúntate para qué quieres tener éxito. Mi objetivo final es ser una mujer descansada. Por supuesto, necesito una buena cantidad de dinero para lograrlo en nuestra sociedad capitalista, pero siempre me preguntaré si esto me aleja o me acerca a ser una mujer descansada".
"No creo que exista el equilibrio. Creo que cuando intentamos alcanzar el equilibrio, nos extendemos demasiado. La vida funciona en armonías y estaciones. Cuando aprecias eso no sólo eres capaz de darte gracia a ti misma, sino que tampoco vas a esperar o presionarte para florecer en medio de cualquiera que sea tu estación invernal."